Poemas de Amor:
Desde que la vi la adoro
Miguel Hernández
Desde que la vi la adoro
y aún antes diría yo.
El toro la echó en mis brazos,
y por defenderla de él
siento duros aletazos
de hierro y fuego en la piel.
La parte de mi pechera
que con su cuerpo rozara
se ha vuelto una primavera
de luz amorosa y clara.
Que con el toque ligero
de sus vestidos flotantes
provocó en ella un reguero
de luciérnagas brillantes.
Sonó su voz en mi oído
con cara de ruiseñor,
y en mi oreja ha florecido,
como un cuchillo, un amor.
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La que cultiva mi vida
se fue sin decirme adiós,
y me recorrió una herida
que me abrió la vida en dos.
Quedé queriendo gemir,
una pura herida hecho,
y al verla despacio ir
me dolió despacio el pecho.
Me había impuesto su seno
un olor de mejorana
y un sabor de pan moreno
en mi chaleco de pana.
Mis manos, que en su figura
puse, olí con avaricia,
y un rumor de espuma oscura
me quedó de su caricia.